Está más que claro que no me gusta mi cumpleaños, me siento incómoda y encuentro que nada es tan hermoso como debería ser... eso hasta ahora.
Mi cumpleaños numero 16 se pronosticaba como: uno más del montón, sin gran emoción, sobretodo porque tocaba día domingo. Asistirían a la celebración mis padrinos y mis primos, además de mi núcleo familiar, con eso estaba bien... pero yo sabía que faltaría algo, amistad.
Dos de mis mejores amigas se habían comprometido a visitar mi casa aquel día y estaba emocionada con eso, era como una pequeña recompensa por la ausencia del resto, pero el día anterior a mi cumpleaños y esa misma mañana, ambas lo cancelaron. De cierto modo me sentí bastante vacía y la expectación del día se desvaneció.
Para la hora del almuerzo llegó mi familia y me sentí agradecida por tener a toda esa maravillosa gente conmigo, porque desde que tengo memoria me han entregado todo el amor posible y me han hecho sentir especial, yo siento su amor y es hermoso. Todo iba espectacularmente bien y de pronto mi mamá me llevó al último cuarto para preguntarme sobre un amplificador. Cuando regresé, mi hermano me pidió que le llevara su celular que estaba en la pieza, y cuando me dirigí allí me encontré con una gran sorpresa... cinco de mis amigas estaban ahí cantándome el cumpleaños feliz. Fue realmente maravilloso... cuando las vi unas lágrimas comenzaron a descender por mis mejillas, creo que me emocionó saber que habían planeado todo eso y que se habían tomado la molestia de hacerlo, ese sentimiento reconfortante cuando hacen algo por ti. Y se sintió fabuloso. Luego de eso comenzamos una tarde muy divertida tirandonos agua con pistolas que había comprado mi hermano, sin duda fue una tarde genial junto a aquellas personas que sé que están para mí aunque la vida se ponga en contra.
Moraleja de los Sweet Sixteen? friends + family = love & happiness