domingo, 29 de junio de 2014

Estaba leyendo una publicación de hace casi un año, donde decía que la universidad no me habia hecho cambiar, que seguía sin tomar, sin carretear, sin besar a nadie. Después de leer eso y otras cosas más, me di cuenta de lo mucho que he crecido y cambiado. Por fin puedo decir que he avanzado, que he dado pasitos hacia adelante.
Creo que el sufrimiento del año pasado que recién superé por completo cerca de noviembre (despues de 4 meses) me ayudó muchisimo a dar ese paso. A valorarme más, a confiar más en mis capacidades, a darme cuenta de que no puedo dejar pasar oportunidades y experiencias sólo por el miedo, porque el miedo te paraliza. Cuando fui capaz de dejar eso atrás, de entender de que nadie haría las cosas por mí (como romper mi muro) dejé de ser esa niña asustada de la vida y tomé la posición que pensé que jamás alcanzaría.
Los frutos de ese cambio de pensamiento los he visto reflejados este año. Creo que, sin embargo, todo empezó después de que dí mi primer beso, porque después de eso sentí el interés de alguien, me sentí empoderada como mujer, con esa cualidad especial que tenemos de poder coquetear y que caigan. Y esa noche yo lo logré sin esfuerzo y me di cuenta de que me la podía, que podía lograrlo.

Después de eso llegó el verano y la semana de vacaciones con mis amigas, ahí conocí a mi primer amor de verano. Él me buscó, quiso algo más que un amor de verano y a pesar de que después terminé por rechazarlo, conocerlo y haber vivido lo que fue me hizo sentir aun más segura de mi misma y que yo tambien era capaz, como todo el resto, de gustarle e interesarle a alguien, de que quisieran estar contigo y bla bla.

A este nuevo baul que habia creado llegó otra historia, mi compañero que me gustaba desde fines del año pasado y que pensé que jamás se fijaría en mí porque él podía estar con cualquier otra mina que fuera más rica y mejor que yo, terminó por darme un beso un día y decirme que de verdad le gustaba. Esas fueron las mejores tres semanas. Aunque no llegamos a mayores, en ese corto período de tiempo me puse al día de todo lo que me habia saltado por tantos años. Ante mi sorpresa, no me costó adecuarme a la nueva dinámica y a las nuevas experiencias, no me sentía incómoda, no quería salir corriendo, al contrario, estaba dispuesta a enfrentar todo. Ese fue mi avance con él, ahora había despertado el lado sexual reprimido por falta de oportunidades anteriores. Y se siente bien que haya aparecido y saber que quise y pude enfrentarlo, algo que hace un año no creía posible.

Si bien me da un poco de indignación que considere que avanzo sólo cuando tengo "encuentros amorosos", este es uno de mis grandes complejos en la vida y sentir que voy superandolos se siente increiblemente bien. Aun cuando dos veces he terminado mal, con el corazon casi destrozado y con dolor, mucho dolor, eventualemente logré superar ambas y son las que más me han hecho crecer y avanzar. Al final logré sacar lo bueno y eso es positivo, porque podría haber sufrido y sólo eso. Pero no, sufrí y después crecí.

Mi último encuentro no hubiese sido posible si nada de lo que anteriormente viví no me hubiese hecho crecer y darme cuenta de que podía y merecía vivir la vida de forma más optimista, más alegre, más segura y más riesgosamente. Antes tenía tanto miedo que no era capaz de admitirme a mí misma la realidad, y no hay nada más absurdo que tratar de engañarse a uno mismo. Ahora ya no, ahora soy sincera conmigo y eso hace que viva lo que quiero vivir.

Obviamente me falta mucho por aprender, por vivir y por crecer. No digo que este proceso haya terminado, pero me siento bien sabiendo que he progresado, que las inseguridades que atormentaron y que se crearon en mi adolescencia van destruyendose con el tiempo y que por fin, el muro que creía tan sólido se está derrumbando. Lo mejor de eso es que no esperé que nadie rompiera el muro, ante mi asombro, lo rompí YO desde dentro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario